Vistas
desde el glaciar de Blaitiere de Les Aiguilles de Chamonix
La idea de visitar los Alpes en época estival para escalar en roca, llevaba unos años pendiente y rondando de vez en cuando mi cabeza. Todas mis visitas anteriores a los Alpes habían sido en invierno y con el único objetivo de escalar cascadas de hielo y vías de alpinismo.
Tenía muchas ganas de poder escalar esas grandes paredes de granito plagadas de fisuras en el entorno de Chamonix, pero los veranos pasaban y no encontraba la oportunidad de hacer ese viaje pendiente. Tenía que conformarme con salidas de un par de días o tres a las paredes de Pirineos o Picos de Europa.
Este verano Gudino me planteó la idea de hacer un viaje de 15 días a principios de septiembre a Alpes, así que comenzaron los malabarismos para poder librar y cuadrar trabajos y compromisos. Ya era hora de desconectar un poco y escapar un par de semanas a los Alpes, porque llevaba 3 años sin un viaje o unas pequeñas vacaciones decentes.
El plan inicial estaba claro, escalaríamos donde nos dejase la meteorología, pero el objetivo principal sería escalar en Chamonix y en algunas paredes en concreto como el Grand Capuchin, El Mont Blanc du Tacul, Envers, Pilier Rouge de Blaiere etc. ya que teniendo pocos días queríamos aprovechar bien nuestras opciones y ya teníamos información de algunas vías que queríamos escalar.
Escalando en la tete de Aval, 500 metros de buena caliza en Ecrins
A última hora se unió Adriu al viaje
que recién llegado de Sudamérica también tenía ganas de escalar. Salimos de
Bilbao con dudas sobre la meteo, ya que daban bueno para 3 o 4 días y luego
apuntaba que podría entrar un frente. Así que sin perder ni un minuto nos
plantamos en Chamonix y al día siguiente ya estábamos aproximando entre la
niebla al Glaciar de Blaitiere en la zona del Plan de Aiguille con la intención
de escalar en el Pilier Rouge, famoso por albergar algunas vías muy buenas de
fisuras de empotramiento.
Nos subimos con material, tiendas y comida para 4 días y
poder aprovechar así al máximo por la zona antes de la llegada del frente
escalando alguna otra vía por la zona como el Aiguille du Peigne. Pero nuestra
sorpresa fue que no terminaba de despejar y estábamos continuamente metidos en la nube y con temperaturas mucho más frías
de lo esperado.
Tras estar esperando y dando vueltas
por la zona durante día y medio, y ya aburridos y desanimados en nuestro
pequeño campo base del Glaciar de Blaitiere nos dimos cuenta que nuestras
opciones en Chamonix se estaban esfumando. Esos días supuestamente daban bueno,
pero las nubes se pegaron a Chamonix y apenas vimos las paredes, el frente que
entraba para el sábado se estaba adelantando y empeorando para largo plazo.
Anunciándose una situación casi invernal y nevadas de más de medio metro,
viento y frío durante toda la siguiente semana.
Con los
partes en la mano y barajando opciones con Unai y Kiri dos amigos de Vitoria
que nos encontramos por allí, tuvimos claro que nos teníamos que marchar de
Chamonix y sus grandes paredes en altura, para poder escalar en zonas más bajas
y resguardadas.
El campo base del Glaciar de Blaitire
con Unai y Kiri de visita.
Tras pasar por casa de Marcel,
un buen amigo que vive en Chamonix para cenar y planear nuestros próximos pasos
con algo de información y libros de la zona de Alpes. Un bonito reencuentro y
cena para despedirnos de Marcel en Chamonix y poner rumbo a los Ecrins, donde con una meteo
muy fría y revuelta tendríamos más opciones de escalar y poder así salvar un
viaje que de momento no nos había permitido ni ponernos el arnés en los 3
primeros días.
De camino Ecrins y recomendados por
Marcel el primer día paramos en “Les Vuardes”, unas paredes accesibles y con
buenas vistas del Mont Blanc y que nos sirvieron para poder escalar algo y
calmar el nervio. Escalamos la vía “Plenitude” 250 metros 6C+, vía de placas y
muros con cantos curiosos que sin ser una joya, el lugar y el ambiente bien
merecen una visita.
Vistas y ambiente incomparables con
el Mont Blanc de fondo desde “Les Vuardes”
Ese mismo día y tras terminar la vía nos ponemos en marcha
hacia los Ecrins, tras 4 horas de viaje llegamos muy tarde a La Grave, esa
misma noche comenzó a llover con mucho viento y frío, por lo que en altura
estaba nevando. Así que aprovechamos el día para estudiar la zona y las
opciones para los siguientes días de buen tiempo.
Nos
olvidamos definitivamente de la idea de escalar en granito o vías en zonas
altas de grandes montañas. Con el libro de Mussatto de las grandes paredes
calcáreas de los Alpes, pusimos nuestros objetivos en paredes más bajas con
orientaciones soleadas.
El primer
día fuimos a Les Tenailles de Montbrison, unas agujas de 400 metros de caliza a
2.600 metros de altitud y orientadas al sureste cerca de Argentiere y con una
aproximación de 2 horas. Salió el sol pero el aire frío que corría en altura no
nos dejaba disfrutar demasiado y escalamos la vía a toda prisa entre tiritonas
y con toda la ropa puesta.
Escalamos la vía “L`infinity peril de
la volupté” 400m y 6C+, que surca un aéreo y espectacular espolón hasta la
aguja superior, entre placas y muros de regletas. Muy buena vía y recomendable.
Les Tenailles de Montbrison, unas
agujas muy bonitas y con buena roca.
Adriu
en la fotogénica transición entre la aguja inferior y la superior
Bajamos de la vía y fuimos directos a
la Tete de Aval, otra pared de la zona y muy conocida por su buena roca y vías
soleadas de hasta 500 metros a una altitud de 2.700 metros. Nos habían
recomendado “Ranxerox” 500 metros y 7A, una de las joyas de la pared. Así que
madrugamos y aproximamos con las primeras luces. Un buen pateo de casi dos
horas y con un desnivel generoso que nos deposita en la base de la pared.
La tete de Aval, una de las estrellas
de caliza en la zona de Ecrins. 500 metros y buena roca.
La temperatura es más agradable que
el día anterior y hasta entramos en calor en la zona media de la pared, donde
se suceden largos buenísimos y de mucha calidad hasta la zona superior, donde
el sol se oculta y nos engulle la sombra.
En
la parte superior comienzan otra vez las tiritonas y el viento que nos deja
helados, tenemos claro que este viaje no se puede escalar a la sombra. Las
temperaturas son más propias del final del otoño que del final del verano.
La
vía es muy buena y larga con muy pocos metros malos y transcurre por muros aéreos y verticales con
canto y por placas técnicas de buena caliza.
La parte superior incluso tiene canalizos tipo Picos de Europa, aunque
con el frío que teníamos no nos dio para disfrutar demasiado. Sin mucha luz por
delante comenzamos los innumerables rapeles hasta el suelo, donde tocamos con
las últimas luces el suelo y emprendimos el retorno a la furgoneta ya de noche
y con frontal.
Par
el día siguiente barajábamos otras opciones pero sin conocer bien la zona y ya
de noche preferimos asegurar y volver a escalar a la misma pared otra vía
“Memorie de eau” 300 metros y 6C y según el libro una roca espectacular y que
surca los mejores paños de la pared. Adriu decidió descansar y Gudino y yo
volvemos a subir por el empinado camino hasta el pie de vía.
Vamos
algo cansados pero hay que aprovechar que a la noche llega un nuevo frente y
tendremos que seguir esquivando el mal tiempo.
En un largo de la vía “Ranxerox” 500m
7A en la tete de Aval.
La vía es muy buena y tiene largos
con una roca naranja de pinchos alucinante e incluso alguna fisura medio
desplomada con canto. Aunque más corta y más fácil que Ranxerox, esta vía tiene
largos de mucha calidad que harán disfrutar a los amantes de la caliza
pinchuda. La temperatura no era mala, pero a ratos se nublaba y el frío se
apoderaba otra vez de mí y comenzaban las tiritonas de nuevo en la reunión. No
entraba en calor ni escalando de primero y es que el frio viento que estaba
azotando los Alpes te dejaba helado.
Terminamos
la vía y rapelamos por el mismo sitio que el día anterior, bajamos hasta la
furgoneta y pusimos rumbo a Les Guillardes una zona más al sur y saliendo ya de
los Ecrins donde daban menos probabilidad de lluvia. Allí fuimos recomendados
por nuestros amigos Ignasi, Marc y Pau con los que coincidimos en la tete de
Aval. Y que también venían huyendo de la mala meteo desde los Dolomitas.
La
zona de Les Guillardes más al sur y con menos altura tan solo a 1.700 metros
era una buena opción. Pero a la mañana cuando nos despertamos hacía frió, con
mucho viento y nublado. No podía ni sacar las manos del plumífero y solo de
pensar en escalar con ese frío se me revolvía el estómago. Así que decidí
descansar, Ignasi y sus amigos se fueron Ceusse a hacer deportiva y Gudino y
Adriu fueron a ver si podían escalar. Finalmente se despejó, paro el viento y
pudieron escalar en camiseta la vía “Sous le grife de lucifer” 350 metros 6C.
La pared de Les Guillardes, vertical
e incluso desplomada con largos de canto y minerales.
La ropa de OS2O también necesitaba un
agua y un descanso.
Yo por mi parte aproveche para descansar, lavarme y lavar
algo de ropa en el río mientras cogía un poco de calor con el primer día
soleado y sin viento del viaje. Una gozada y un buen descanso para la recta
final del viaje.
Al día
siguiente Adriu descansaba y Gudino y yo fuimos a la vía Elsa 400 metros 7A,
pero en el cuarto largo y como estaba anunciado empezó a llover. Esperábamos
que los largos desplomados de arriba nos protegerían, pero no fue así y la
fuerte lluvia entraba con aire y de lado y nos calamos enteros. Teniendo que
rapelar la vía bajo la lluvia.
Gudino en Elsa 400m 7A en Les
Guillardes.
Cuando bajamos y totalmente
empapados, empezamos a buscar opciones para los tres días que nos quedaban de
vacaciones antes de tener que volver a Bilbao.
La
única opción era la de las gargantas de Verdon, un lugar al que tenía muchas
ganas de ir. Pero sin planearlo y por culpa de la lluvia terminamos allí para
escalar en sus famosas placas de calcáreo que ya forman parte de la historia de
la escalada en Europa
Las famosas gargantas del Verdon.
Llegamos a la noche
y tras comprar la guía y ubicarnos un poco ya que era nuestra primera visita y
hay un montón de sectores y paredes donde elegir. Gracias a las recomendaciones
de Ignasi y Marc teníamos por donde empezar.
El primer día hizimos en Le Grand
Eycherme dos vías, una de fisuras y diedros equipados de 6C+ y 250 metros “Les
caquous” una clásica del Verdon y a la tarde su vecina “L`estamporanee” 250
metros y con fisuras de dos juegos de friends. Al final nos pilló la noche en
los ultimos largos y se puso a llover, así que tuvimos aventurilla para poder
salir y Adriu ya preocupado que no escalo esta vía, nos vino a buscar y hasta
nos echo una cuerda por arriba, mientras escalábamos el último largo de noche y
bajo la lluvia, menuda aventurilla.
Para
el día siguiente teníamos alguna idea, pero no encontramos la pared y al final
escalamos por recomendación de un anciano escalador local Frances una vía Adriu
y yo en el mítico sector de Escales, “Atout Coeur” 200 metros 6B+ que va por
placas muy técnicas y bastante pulidas con ambiente entre chapas y con buenas
tomas fotográficas típicas de Verdon.
Es
una pena que los largos finales de algunas vías duras de esa zona esten pulidas
por los top ropes que realiza la gente sin ningún control desde la propia
carretera y hace que algunas de esas vías ya no se puedan ni escalar.
Aún
así y a pesar del pulido disfrutamos mucho de la vía y de su ambiente y sobre
todo del sol que realmente calentaba y por primera vez en todo el viaje pude
escalar en camiseta de manga corta, agusto y sin tiritonas.
Con Gudino en Les caquous 250m 6C+ y L`estamporanee 250m 6C de
autoprotección.
Escalando la vía Atout Couer 6B+ en
la zona más famosa de Escales.
Adriu disfrutando de la técnica escalada del Verdon.
Para el último día en nuestra visita
al Verdon, dejamos la que según el libro y las recomendaciones de mucha gente,
podría ser la mejor vía de la zona.
“Alix
punk de vergons” 300m 7B en el sector del Duc, quizás para el último día y ya
cansados y casi sin piel, no era la mejor idea, pero teníamos que aprovechar el
día y era nuestra única opción.
Hacía tanto viento y frío
que siendo cara oeste, estuvimos un rato esperando hasta que nos dimos cuenta
de que el viento no iba a parar. Una vez en el barranco aún soplaba más fuerte
y según íbamos ascendiendo largos y cogiendo altura, cada vez se notaba más.
Con lo que escalamos la vía con mucho frío, toda la ropa puesta y entre
tiritonas, para no perder costumbre de la tónica de nuestro viaje.
La desplomada pared de Alix en el Duc
y Gudino en la tirolina de acceso al sector.
La verdad que la vía es increíble y
surca muros de roca alucinante, con placas al principio y muros desplomados de
canto y chorreras de cocodrilo de estilo deportivo pero en una pared de 300
metros. Una auténtica joya y una pasada de escalada con mucho ambiente sobre la
garganta y con una roca muy buena y de momento no excesivamente pulida. Seguramente
la vía más guapa de ese estilo que hay escalado nunca.
Gudino en Alix, una verdadera joya del Verdon.
Una sucesión de largos de séptimo
grado y algunos sextos altos, hacen de la vía muy mantenida y dura para
encadenar sobre todo por el frío de las manos y todo el cansancio del viaje
acumulado.
Pero
aun así disfrutamos mucho de la vía y nos dejó satisfechos, cansados y con muy
buen sabor de boca para dar por terminado nuestro viaje por los Alpes.
Un saludo y a seguir disfrutando de la montaña.
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